
A veces los amores nos hacen felices. Nos hace feliz el amor
al chocolate cuando lo comemos y el amor a la bicicleta cuando pedaleamos por
todas partes. También el amor a los paisajes gloriosos cuando los contemplamos o
los caminamos, trepamos o navegamos y el amor a la amistad cuando nos juntamos
y celebramos con los amigos. Todos esos amores están en el Parque Nacional
Nahuel Huapi y en la ciudad que alberga, San Carlos de Bariloche.
Rafting por el río
Manso inferior
La emoción comienza con los nervios que ya se sienten a la
mañana, esperando al vehículo que nos alejará 100 kilómetros de
Bariloche por la ruta 40. En el camino se comparte el mate y se charla con los
guías, que van indicando lo que vemos a los costados: los lagos Gutiérrez,
Mascardi, Guillelmo, Martin y Steffen, y la laguna Huala-Hue. El Manso marca
uno de los límites del Parque Nacional Nahuel Huapi. Es un río que alterna en
su curso rápidos vertiginosos y aguas planchadas.
La primera hora del recorrido es de paz y contemplación
flotando en un agua fascinantemente turquesa que viaja entre cipreses,
maitenes, arrayanes, coihues... Se
descubren un martín pescador, aves desconocidas de nuestra Patagonia y se escuchan
los pajaritos y el chapotear constante del agua.
Una hora después esta terapia termina con los primeros
rápidos. Con el sucundún empieza la diversión. Los guías gritan como vikingos
para que los remeros remen con todas sus fuerzas por los rápidos Uvasal, Banda
de Billar y el Diente de Hipopótamo. A veces les ordenan que levanten los remos
y van advirtiendo los peligros. Cuando se llega al gran desafío de la Roca
Magnética, el sol castiga fuerte, bajo el piso del raft se percibe con susto la
dureza de las piedras, la velocidad se hace vertiginosa, el agua fría salpica y
moja el cuerpo caliente. En el final los guías felicitan por la labor cumplida
y los chicos festejan con alegría desmesurada, sin saber que se están llevando
una aventura brillante hacia el resto de sus vidas.
En el epílogo hay un chapuzón refrescante donde el Manso se
une con el Villegas, para coronar una jornada inolvidable.
En bicicleta al
Bosque de Arrayanes
La Humanidad ha redescubierto el buen humor de andar en
bici. A eso puede agregarle la excitación y el placer de pedalear por subidas y
bajadas, terrenos húmedos, caminos
quebrados y hasta cornisas, entre árboles milenarios y por la costa del lago
Nahuel Huapi hasta llegar a uno de los bosques más extraños y hermosos del
mundo.
Desde Bahía Mansa, el puerto de Villa La Angostura, hay un
camino que, pasando por la península de Quetrihué, llega hasta el bosque de los
Arrayanes.
El sendero se inmiscuye por el fresco mundo que crean
enormes árboles. Es un lugar cerrado, con un techo que los coihues forman con
sus copas a muchos metros de altura, en el que el silencio absoluto sólo es
quebrado por los gorjidos de los pájaros, espíritu del bosque. Se cruza un
arroyo, que será la única fuente de agua hasta la llegada, y luego se alcanza
el borde de la laguna Patagua. Los primeros arrayanes aparecen en los prados
verdes que empiezan a sucederse cuando ralea el bosque y el mundo se abre.
El velocista tendrá la oportunidad de demostrar que también
sabe andar con la pausa necesaria para admirar un lugar especial en este
planeta.
Cuando se llega al Bosque de los Arrayanes se dejan las
bicicletas y por las pasarelas de madera se camina por un lugar de alucinación
vegetal, en un infinito recinto anaranjado, con una luz única, aprendiendo que
cada uno de aquellos árboles de troncos retorcidos y de tres siglos de edad es
un ser único y el bosque es un lugar sagrado.
La exigencia de la travesía es media. Son 24 kilómetros de ida
y vuelta, que se hacen por el mismo sendero en tres horas. A la ida o al
regreso puede tomarse el catamarán.
Cervecería Blest
Si Cuyo es el terruño del vino, Bariloche es el polo
patagónico de la cerveza artesanal argentina. En más de 20 cervecerías sube la
espuma agitada por la tradición alemana y la entusiasta vocación cervecera de
la juventud en vacaciones. El establecimiento pionero es Blest, en el km.
11,600 de la avenida Bustillo. Día tras día un río de fans del estado de júbilo
transforman esta fábrica y taberna en una Oktoberfest permanente. Con
profesional aptitud artesanal, los dueños explican el proceso de fabricación de
la cerveza en base a lúpulo, cebada, levaduras y agua de montaña, cuentan cómo construyeron
la planta y la dicha que sintieron al producir las primeras pilsen, cuando no
era fácil comprar botellas, y se pasaban horas diseñando las tapas y las
etiquetas. Relatan cómo llegaron a abastecer a restaurantes y hoteles de
Bariloche y Villa La Angostura, y cuán felices los hace la felicidad de la
nutrida clientela de hoy. Gente de todas partes que llega a degustar las
cervezas pilsen, bock, stout, scotch ale y de frambuesa. Afuera hay un pequeño
camión repartidor de 1929, las puertas y las ventanas están decoradas con
plantas de lúpulo, el interior está revestido de antiguos y vistosos objetos y
de miles de posavasos en que los visitantes marcan su “yo estuve aquí” y luego
pegan en paredes y techos. Junto con las cervezas surge como de un Cuerno de la
Abundancia un banquete de fiambres de jabalí, ciervo, cordero, quesos, pizzas,
chucrut, salchichas, goulash... Con las narices coloradas y las sonrisas
imborrables, unos satisfechos comensales nos advierten que “nunca nos vamos de
Bariloche sin pasar por acá, y cada vez que venimos a Bariloche, volvemos”.
El verano en el Cerro
Catedral
El cerro emblemático del esquí en los Andes, al llegar el
verano ofrece un menú de actividades para disfrutar sus alturas, bosques,
laderas, senderos y su porte magnífico.
Para el trekking
se han dispuesto circuitos autoguiados, que pueden recorrerse como un breve
paseo o como una travesía de varias horas, y circuitos guiados desde Punta
Princesa hacia el filo del cerro Catedral.
Se pueden hacer breves cabalgatas
por la base, que llegan hasta lugares con vistas a la hermosa Villa Catedral.
Paseos más largos salen de la base hasta el mirador del Chapelquito, en sector norte
de la montaña. Las vistas al Nahuel Huapi desde allí obligan al estado de
contemplación.
La mountain bike
debería haberse inventado para recorrer el Cerro Catedral. Se ha trazado un
bike park con diferentes niveles de dificultad para principiantes, intermedios
y avanzados, e incluye desafiantes estructuras de madera para un recorrido de
puentes, saltos y peraltes, que funcionan engarzados con los accidentes
naturales de la montaña.
Para la adrenalina y la destreza ha aparecido el mountain board, tabla de skate con
ruedas de goma, con buena estabilidad en terrenos complicados. Los instructores
expertos enseñan y proveen de tabla, rodillera, casco, muñequera y guantes. Los
expertos descienden desde la punta superior de Amancay hasta la base.
El turista bacán se deja levar a la cima del cerro en la
telecabina Amancay y la telesilla Diente de Caballo. El cómodo ascenso es
inolvidable, flotando frente a la Cordillera de los Andes, los lagos, el cerro
Tronador y la estepa. Cuando llega a los paradores La Roca o Punta Princesa,
uno podrá ponerse cómodo y dejar que el sol patagónico lo bañe y el mejor aire
del planeta le llene los pulmones, mientras saborea una trucha de los
alrededores o una taza de chocolate.
Nuevo restaurante
Alto el Fuego
La buena calidad puede darse el lujo de la modestia. Alto el Fuego es un restaurante nuevo
en el centro de Bariloche. No está envuelto en ampulosidades. Su menú sólo
ofrece truchas y carne a la parrilla —pero es la mejor carne de Bariloche. El
lugar es sólo una simple casa —pero una casa hermosísima, en la altura desde
donde se ve la ciudad abajo y más allá el lago. Sólo atienden Matías, el
creador, y los mozos —pero uno siente la calidez que añora de la familia y si
pregunta cómo llegar al refugio de Laguna Negra, recibirá información precisa y
recomendaciones atinadas.
La casa es un pequeño recinto íntimo y pacífico en medio del
ajetreo turístico. Sus paredes de madera conservan el espíritu de la Patagonia
de primera mitad del siglo XX, cuando fue construida. Matías entendió el valor
cultural de aquellas construcciones y emprendió con la Comisión de Patrimonio
la adaptación para convertir esta casa en restaurante. De esa manera, almorzar
o cenar allí es viajar a aquella época pionera, cuando la tranquilidad era paz
y el mundo era más simple y más lindo.
De la propuesta gastronómica destaca la parrilla y una cava
de vinos impecable, junto a un salón exclusivo, que los grupos grandes pueden
reservar. Los clientes se llevan una última sorpresa agradable cuando reciben
la cuenta y comprueban que los precios han sido muy amables.
Refugio Laguna Negra
Nuestra Argentina es también un país de montañas.
Convertirnos en montañistas por unos días nos deparará la energía y la libertad
de ascender a las alturas sin más que la fuerza de nuestro cuerpo. Una
alternativa es trepar a los refugios del Club Andino Bariloche. No es un
paseíto por el jardín, pero el premio es suculento: volverse parte de paisajes
portentosos, ganar un reconfortante estado de paz mental y vencer un desafío arduo.
Partiendo de Colonia Suiza, es un trekking de cinco horas
que los chicos también pueden hacer, muy bien señalizado (aunque es importante
registrarse en el Club Andino), de 14 kilómetros por un
bosque de coihues gigantes, junto a un arroyo, luego atravesando un mallín,
frente a cerros gigantes y más tarde por la ladera de una montaña. Se ha
entablado con la montaña una relación personal cuando al fin se llega al
refugio, que está al borde de una laguna misteriosa, en el fondo de un cono
hecho de montañas desnudas. Uno se siente en otro planeta.
Los más resistentes e intrépidos van desde allí a otros refugios
e incluso andan hasta paredes y agujas de piedra y las escalan.
En el refugio se puede merendar y cenar, e inevitablemente
se traba amistad con los refugieros, montañistas apasionados, gente afable, y
con otros caminantes. Hay lugar para dormir en el refugio o en carpa. Alguna
vez en la vida hay que hacer este camino al cielo.
Mundo chocolate
Las chocolaterías son los locales comerciales más fabulosos
de Bariloche. Visitarlas es un tour por el buen gusto, la vivacidad y la
seducción del chocolate a través de decorados que compiten en calidad de
diseño. El local de Mamuschka (Mitre
y Rolando) tiene una decoración en perfecto estilo de las matrioschkas, con
rojo dominante y apliques verde, amarillo y azul, y gruesos contornos negros.
Es finamente naif y hace que uno se sienta comiendo chocolates dentro de una de
las muñecas que se guarda en otras.
Con ambientación elegante que sugiere un chocolate finísimo Rapa Nui hereda lo que inició el
turinés Aldo Fenoglio con las recetas chocolateras que trajo desde los Alpes.
En el local de Mitre y Villegas las formas embelesadoras del chocolate
derretido sirven al art decó, con un fondo de texturas y colores de las cajas
de bombones.
En todos los locales de Abuela
Goye recibe la mismísima abuela, con su pelo blanco, lentes, su vestido
celeste y su sonrisa buena. La rusticidad alpina hace los lugares tan
acogedores que inmediatamente se siente una cálida familiaridad. Las frutas que
rellenan los chocolates y se ofrecen en dulces y helados, son cultivadas en la
zona por la misma chocolatería. El local del Cerro Catedral tiene una magnífica
vista a las montañas.
Chocolates del
Turista presenta salones vastísimos. El de la calle Mitre es un Disneyworld
que produce el júbilo chocolatero de los niños (frente al chocolate todos somos
niños), con una fiesta inacabable de chocolates de todas las formas y
presentaciones imaginables.
Frente al lago Nahuel Huapi (Panozzi y J.M. de Rosas), Frantom exhibe en vivo cómo se elabora
el chocolate. Una guía explica cómo un maestro choclatero está preparando, en
un recinto tan pulcro como un laboratorio, el chocolate en rama que nos
llevaremos en un rato.
INFORMACIÓN ÚTIL
Alojamiento
El Bed &
Breakfast Bellevue (km 24,6 de Av. Bustillo, www.bellevue.com.ar) tiene costa sobre el Lago Moreno,
vista al Tronador y al Cerro López, parque de 15.000 metros , DirecTV
y wifi. La habitación doble cuesta $450
En el centro, Hotel
Panamericano (5 estrellas, www.panamericanobariloche.com), tiene casino,
piscina, parque infantil y spa. Las tarifas en base doble arrancan de $ 653.
Camping Petunia (km.
13,5 de Av. Bustillo, www.campingpetunia.com),
ofrece hostel ($70), carretas ($ 180 para 2 personas), camping ($ 45 mayores, $
25 menores, $ 10 por auto) y cabañas ($300), con muelle y playa de arena sobre
el lago, restaurante, proveeduría, lavarropas y juegos para niños.
Cómo llegar
Aerolíneas Argentinas tiene varios vuelos diarios desde
Buenos Aires, desde 2.200 pesos. Desde Córdoba, Mendoza y Rosario los vuelos
hacen escala en Buenos Aires, con tarifas que van de 2.500 a 2.800 pesos. En
ómnibus, tienen salidas diarias Andesmar, Nueva Chevallier, Crucero del Norte y
Via Bariloche, que tardan entre 22 y 24 horas y tienen tarifas que van de 870 a 1.000 pesos (ida).
Dónde informarse
Tel. (0294) 4422484 – 4431484
San Martín 662 6º piso, San Carlos de Bariloche
Cervecería Blest
Chocolaterías
Cerro Catedral
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