lunes, 4 de marzo de 2013

Sabores, naturaleza y aventura en Bariloche



A veces los amores nos hacen felices. Nos hace feliz el amor al chocolate cuando lo comemos y el amor a la bicicleta cuando pedaleamos por todas partes. También el amor a los paisajes gloriosos cuando los contemplamos o los caminamos, trepamos o navegamos y el amor a la amistad cuando nos juntamos y celebramos con los amigos. Todos esos amores están en el Parque Nacional Nahuel Huapi y en la ciudad que alberga, San Carlos de Bariloche.


Rafting por el río Manso inferior

La emoción comienza con los nervios que ya se sienten a la mañana, esperando al vehículo que nos alejará 100 kilómetros de Bariloche por la ruta 40. En el camino se comparte el mate y se charla con los guías, que van indicando lo que vemos a los costados: los lagos Gutiérrez, Mascardi, Guillelmo, Martin y Steffen, y la laguna Huala-Hue. El Manso marca uno de los límites del Parque Nacional Nahuel Huapi. Es un río que alterna en su curso rápidos vertiginosos y aguas planchadas.
La primera hora del recorrido es de paz y contemplación flotando en un agua fascinantemente turquesa que viaja entre cipreses, maitenes, arrayanes, coihues...  Se descubren un martín pescador, aves desconocidas de nuestra Patagonia y se escuchan los pajaritos y el chapotear constante del agua.
Una hora después esta terapia termina con los primeros rápidos. Con el sucundún empieza la diversión. Los guías gritan como vikingos para que los remeros remen con todas sus fuerzas por los rápidos Uvasal, Banda de Billar y el Diente de Hipopótamo. A veces les ordenan que levanten los remos y van advirtiendo los peligros. Cuando se llega al gran desafío de la Roca Magnética, el sol castiga fuerte, bajo el piso del raft se percibe con susto la dureza de las piedras, la velocidad se hace vertiginosa, el agua fría salpica y moja el cuerpo caliente. En el final los guías felicitan por la labor cumplida y los chicos festejan con alegría desmesurada, sin saber que se están llevando una aventura brillante hacia el resto de sus vidas.
En el epílogo hay un chapuzón refrescante donde el Manso se une con el Villegas, para coronar una jornada inolvidable.

En bicicleta al Bosque de Arrayanes

La Humanidad ha redescubierto el buen humor de andar en bici. A eso puede agregarle la excitación y el placer de pedalear por subidas y bajadas, terrenos  húmedos, caminos quebrados y hasta cornisas, entre árboles milenarios y por la costa del lago Nahuel Huapi hasta llegar a uno de los bosques más extraños y hermosos del mundo.
Desde Bahía Mansa, el puerto de Villa La Angostura, hay un camino que, pasando por la península de Quetrihué, llega hasta el bosque de los Arrayanes.
El sendero se inmiscuye por el fresco mundo que crean enormes árboles. Es un lugar cerrado, con un techo que los coihues forman con sus copas a muchos metros de altura, en el que el silencio absoluto sólo es quebrado por los gorjidos de los pájaros, espíritu del bosque. Se cruza un arroyo, que será la única fuente de agua hasta la llegada, y luego se alcanza el borde de la laguna Patagua. Los primeros arrayanes aparecen en los prados verdes que empiezan a sucederse cuando ralea el bosque y el mundo se abre.
El velocista tendrá la oportunidad de demostrar que también sabe andar con la pausa necesaria para admirar un lugar especial en este planeta.
Cuando se llega al Bosque de los Arrayanes se dejan las bicicletas y por las pasarelas de madera se camina por un lugar de alucinación vegetal, en un infinito recinto anaranjado, con una luz única, aprendiendo que cada uno de aquellos árboles de troncos retorcidos y de tres siglos de edad es un ser único y el bosque es un lugar sagrado.
La exigencia de la travesía es media. Son 24 kilómetros de ida y vuelta, que se hacen por el mismo sendero en tres horas. A la ida o al regreso puede tomarse el catamarán.

Cervecería Blest

Si Cuyo es el terruño del vino, Bariloche es el polo patagónico de la cerveza artesanal argentina. En más de 20 cervecerías sube la espuma agitada por la tradición alemana y la entusiasta vocación cervecera de la juventud en vacaciones. El establecimiento pionero es Blest, en el km. 11,600 de la avenida Bustillo. Día tras día un río de fans del estado de júbilo transforman esta fábrica y taberna en una Oktoberfest permanente. Con profesional aptitud artesanal, los dueños explican el proceso de fabricación de la cerveza en base a lúpulo, cebada, levaduras y agua de montaña, cuentan cómo construyeron la planta y la dicha que sintieron al producir las primeras pilsen, cuando no era fácil comprar botellas, y se pasaban horas diseñando las tapas y las etiquetas. Relatan cómo llegaron a abastecer a restaurantes y hoteles de Bariloche y Villa La Angostura, y cuán felices los hace la felicidad de la nutrida clientela de hoy. Gente de todas partes que llega a degustar las cervezas pilsen, bock, stout, scotch ale y de frambuesa. Afuera hay un pequeño camión repartidor de 1929, las puertas y las ventanas están decoradas con plantas de lúpulo, el interior está revestido de antiguos y vistosos objetos y de miles de posavasos en que los visitantes marcan su “yo estuve aquí” y luego pegan en paredes y techos. Junto con las cervezas surge como de un Cuerno de la Abundancia un banquete de fiambres de jabalí, ciervo, cordero, quesos, pizzas, chucrut, salchichas, goulash... Con las narices coloradas y las sonrisas imborrables, unos satisfechos comensales nos advierten que “nunca nos vamos de Bariloche sin pasar por acá, y cada vez que venimos a Bariloche, volvemos”.

El verano en el Cerro Catedral

El cerro emblemático del esquí en los Andes, al llegar el verano ofrece un menú de actividades para disfrutar sus alturas, bosques, laderas, senderos y su porte magnífico.
Para el trekking se han dispuesto circuitos autoguiados, que pueden recorrerse como un breve paseo o como una travesía de varias horas, y circuitos guiados desde Punta Princesa hacia el filo del cerro Catedral.
Se pueden hacer breves cabalgatas por la base, que llegan hasta lugares con vistas a la hermosa Villa Catedral. Paseos más largos salen de la base hasta el mirador del Chapelquito, en sector norte de la montaña. Las vistas al Nahuel Huapi desde allí obligan al estado de contemplación.
La mountain bike debería haberse inventado para recorrer el Cerro Catedral. Se ha trazado un bike park con diferentes niveles de dificultad para principiantes, intermedios y avanzados, e incluye desafiantes estructuras de madera para un recorrido de puentes, saltos y peraltes, que funcionan engarzados con los accidentes naturales de la montaña.
Para la adrenalina y la destreza ha aparecido el mountain board, tabla de skate con ruedas de goma, con buena estabilidad en terrenos complicados. Los instructores expertos enseñan y proveen de tabla, rodillera, casco, muñequera y guantes. Los expertos descienden desde la punta superior de Amancay hasta la base.
El turista bacán se deja levar a la cima del cerro en la telecabina Amancay y la telesilla Diente de Caballo. El cómodo ascenso es inolvidable, flotando frente a la Cordillera de los Andes, los lagos, el cerro Tronador y la estepa. Cuando llega a los paradores La Roca o Punta Princesa, uno podrá ponerse cómodo y dejar que el sol patagónico lo bañe y el mejor aire del planeta le llene los pulmones, mientras saborea una trucha de los alrededores o una taza de chocolate.

Nuevo restaurante Alto el Fuego

La buena calidad puede darse el lujo de la modestia. Alto el Fuego es un restaurante nuevo en el centro de Bariloche. No está envuelto en ampulosidades. Su menú sólo ofrece truchas y carne a la parrilla —pero es la mejor carne de Bariloche. El lugar es sólo una simple casa —pero una casa hermosísima, en la altura desde donde se ve la ciudad abajo y más allá el lago. Sólo atienden Matías, el creador, y los mozos —pero uno siente la calidez que añora de la familia y si pregunta cómo llegar al refugio de Laguna Negra, recibirá información precisa y recomendaciones atinadas.
La casa es un pequeño recinto íntimo y pacífico en medio del ajetreo turístico. Sus paredes de madera conservan el espíritu de la Patagonia de primera mitad del siglo XX, cuando fue construida. Matías entendió el valor cultural de aquellas construcciones y emprendió con la Comisión de Patrimonio la adaptación para convertir esta casa en restaurante. De esa manera, almorzar o cenar allí es viajar a aquella época pionera, cuando la tranquilidad era paz y el mundo era más simple y más lindo.
De la propuesta gastronómica destaca la parrilla y una cava de vinos impecable, junto a un salón exclusivo, que los grupos grandes pueden reservar. Los clientes se llevan una última sorpresa agradable cuando reciben la cuenta y comprueban que los precios han sido muy amables.

Refugio Laguna Negra

Nuestra Argentina es también un país de montañas. Convertirnos en montañistas por unos días nos deparará la energía y la libertad de ascender a las alturas sin más que la fuerza de nuestro cuerpo. Una alternativa es trepar a los refugios del Club Andino Bariloche. No es un paseíto por el jardín, pero el premio es suculento: volverse parte de paisajes portentosos, ganar un reconfortante estado de paz mental y vencer un desafío arduo.
Partiendo de Colonia Suiza, es un trekking de cinco horas que los chicos también pueden hacer, muy bien señalizado (aunque es importante registrarse en el Club Andino), de 14 kilómetros por un bosque de coihues gigantes, junto a un arroyo, luego atravesando un mallín, frente a cerros gigantes y más tarde por la ladera de una montaña. Se ha entablado con la montaña una relación personal cuando al fin se llega al refugio, que está al borde de una laguna misteriosa, en el fondo de un cono hecho de montañas desnudas. Uno se siente en otro planeta.
Los más resistentes e intrépidos van desde allí a otros refugios e incluso andan hasta paredes y agujas de piedra y las escalan.
En el refugio se puede merendar y cenar, e inevitablemente se traba amistad con los refugieros, montañistas apasionados, gente afable, y con otros caminantes. Hay lugar para dormir en el refugio o en carpa. Alguna vez en la vida hay que hacer este camino al cielo.

Mundo chocolate

Las chocolaterías son los locales comerciales más fabulosos de Bariloche. Visitarlas es un tour por el buen gusto, la vivacidad y la seducción del chocolate a través de decorados que compiten en calidad de diseño. El local de Mamuschka (Mitre y Rolando) tiene una decoración en perfecto estilo de las matrioschkas, con rojo dominante y apliques verde, amarillo y azul, y gruesos contornos negros. Es finamente naif y hace que uno se sienta comiendo chocolates dentro de una de las muñecas que se guarda en otras.
Con ambientación elegante que sugiere un chocolate finísimo Rapa Nui hereda lo que inició el turinés Aldo Fenoglio con las recetas chocolateras que trajo desde los Alpes. En el local de Mitre y Villegas las formas embelesadoras del chocolate derretido sirven al art decó, con un fondo de texturas y colores de las cajas de bombones.
En todos los locales de Abuela Goye recibe la mismísima abuela, con su pelo blanco, lentes, su vestido celeste y su sonrisa buena. La rusticidad alpina hace los lugares tan acogedores que inmediatamente se siente una cálida familiaridad. Las frutas que rellenan los chocolates y se ofrecen en dulces y helados, son cultivadas en la zona por la misma chocolatería. El local del Cerro Catedral tiene una magnífica vista a las montañas.
Chocolates del Turista presenta salones vastísimos. El de la calle Mitre es un Disneyworld que produce el júbilo chocolatero de los niños (frente al chocolate todos somos niños), con una fiesta inacabable de chocolates de todas las formas y presentaciones imaginables.
Frente al lago Nahuel Huapi (Panozzi y J.M. de Rosas), Frantom exhibe en vivo cómo se elabora el chocolate. Una guía explica cómo un maestro choclatero está preparando, en un recinto tan pulcro como un laboratorio, el chocolate en rama que nos llevaremos en un rato.


INFORMACIÓN ÚTIL
Alojamiento
El Bed & Breakfast Bellevue (km 24,6 de Av. Bustillo, www.bellevue.com.ar) tiene costa sobre el Lago Moreno, vista al Tronador y al Cerro López, parque de 15.000 metros, DirecTV y wifi. La habitación doble cuesta $450
En el centro, Hotel Panamericano (5 estrellas, www.panamericanobariloche.com), tiene casino, piscina, parque infantil y spa. Las tarifas en base doble arrancan de $ 653.
Camping Petunia (km. 13,5 de Av. Bustillo, www.campingpetunia.com), ofrece hostel ($70), carretas ($ 180 para 2 personas), camping ($ 45 mayores, $ 25 menores, $ 10 por auto) y cabañas ($300), con muelle y playa de arena sobre el lago, restaurante, proveeduría, lavarropas y juegos para niños.

Cómo llegar
Aerolíneas Argentinas tiene varios vuelos diarios desde Buenos Aires, desde 2.200 pesos. Desde Córdoba, Mendoza y Rosario los vuelos hacen escala en Buenos Aires, con tarifas que van de 2.500 a 2.800 pesos. En ómnibus, tienen salidas diarias Andesmar, Nueva Chevallier, Crucero del Norte y Via Bariloche, que tardan entre 22 y 24 horas y tienen tarifas que van de 870 a 1.000 pesos (ida).

Dónde informarse
Tel. (0294) 4422484 – 4431484
San Martín 662 6º piso, San Carlos de Bariloche


Cervecería Blest

Chocolaterías

Cerro Catedral

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