Socorro
Por Gustavo Ng

Hay que observar bien para distinguir un cuadradito
anaranjado recortado en la selva verde que cubre el morro de enfrente. Lo
miramos allá lejos, un poco hacia abajo, desde la cumbre de un cerro más alto.
Las cosquillas inquietan el estómago cuando tomamos conciencia de que allí es
donde terminará el vuelo que estamos por comenzar, cuando demos cinco pasos por
la plataforma de roca y nos impulsemos hacia el vacío. Nos deslizaremos por el
cielo colgados de un cable. Parece que el susto no se nos pasará jamás, pero a
poco andar, la gloriosa sensación de volar y la brillante hermosura de la
Tierra alrededor nuestro, nos habrá despejado cualquier sentimiento que no sea
la dicha.
El vuelo es una tirolesa de un kilómetro de largo entre dos
picos de las Sierras de Mantiqueira. Estamos en Socorro, una pequeña ciudad que
es polo de deportes de aventura, a sólo 140 kilómetros de la
ciudad de Sao Paulo y a 110 de Campinas.
La formidable tirolesa en la que se vuela a 60 kilómetros por
hora y que se engancha con otras dos para llegar al pie del morro, es una de
las actividades del Hotel Fazenda Parque dos Sonhos, uno de los parques del
lugar, en la frontera con el Estado de Minas Gerais, y en el corazón de la Mata
Atlántica. El terreno de montañas amables, selva y ríos es perfecto para esta
clase de turismo: bellísimo para contemplar y vivaz, irregular y variado para
disfrutar de la Naturaleza en movimiento.
El resultado de permanecer unos días en el Hotel Fazenda
Parque dos Sonhos es algo que quedará como una historia que siempre se
recordará, y cada vez que se la recuerde se volverá a armar el grupo con el que
estuvimos allí.
Entre los árboles de la selva que rodea al hotel otros
cables forman puentes y sendas de maderas colgantes que van de árbol a árbol. A
la actividad de recorrer la Mata Atlántica por esas pasarelas aéreas le llaman
arborismo. Quienes vayan en familia notarán que en los chicos produce algarabía
de macacos y en los adultos hace rebrotar la remota e incumplida felicidad de sentirse
Tarzán —o Jane. Los audaces recorren a 15 metros del suelo 800 metros , en los que
hallan obstáculos y terminan con dos tirolesas de 200 y 250 metros .
El vértigo se paladea también andando por paredes de rocas.
El cuerpo desafía la fuerza de gravedad y la vista se extasía con los paisajes
mientras se baja 25 ó 50
metros en rapel (con cuerdas). A veces los pies se
apoyan en la pared, a veces quedan en el aire, pero siempre nos tienen
emocionados. El Parque do Monjolinho reserva un rapel para auténticos valientes:
el descenso es desde una plataforma a 30 metros de altura, sin paredes de roca, sólo
en el vacío.
En este parque también hay diferentes maneras de divertirse
en las aguas del Río do Peixe: el acqua-ride, en flotadores individuales para
navegar acostado boca abajo, por los sectores más tranquilos y por los rápidos,
un rafting de dos horas y media que atraviesa más de 20 rápidos en siete
kilómetros, y una travesía llamaba bóia-cross, sobre las clásicas cámara de
camión (remozadas), remando con las manos, jugando con los otros navegantes,
divirtiéndose con el agua. La seguridad es extremada en todas las actividades,
desde las que reclaman más adrenalina a las más apacibles. Todas las travesías
por el agua, por ejemplo, se hacen con equipos y acompañadas por coordinadores
que dan un pequeño entrenamiento antes de salir.
Las caminatas por sendas en la selva nativa son momentos de
paz, oliendo el aroma vegetal y el agua, escuchando las cascadas escondidas y
los pájaros en todas partes.
El territorio es de Mata Atlántica y de fazendas, chacras, algunas
de las cuales también están acondicionadas para el turismo. La Fazenda Campo
Dos Sonhos recibe a los visitantes para mostrarles cómo se cultivan las
verduras en la quinta, cómo se procesa el café desde la cosecha, cómo se hacen
dulces y licores; en un vagoncito tirado por un tractor se recorren los
corrales de los gansos, las cabras, las vacas; en mansos caballos se pasea bajo
la sombra y junto a la laguna, que luego se la recorre en botecitos a pedal. Por
una incipiente ruta de turismo rural, se merienda en una casita del campo, de
los abuelos de los dueños, gente caipira que disfrutará sirviendo un banquete
infinito de panes dulces o saborizados, tortas, quesos, buñuelos, café,
chocolate... con la señora explicando cómo hizo este paozinho de queijo o aquel
dulce de cocada con frutilla. Terminada la comida, una banda de músicos
sertanejos tocarán y bailarán orgullosamente su música.
El paisaje serrano es encantador. Socorro es suave paisaje montañoso
de pintura naif. La tierra es un tapiz hecho de paños verdes de plantaciones de
caña de azúcar o café, divididos por cercas de palos, arroyos o caminitos de
tierra. Hay una vieja y hermosa casita de colonos italianos, con patos en un
estanque, árboles frutales, gallinas blancas subidas a un tractor y un jardín
con flores. Una señora nos saluda, con un pañuelo en la cabeza y un vestido
azul a lunares blancos. Hay vacas brasileñas, blancas, algo gigantes, con unos
cuernos larguísimos. Y hay descomunales rocas en cualquier lugar entre campos
de césped, que parecen surgidas de la tierra con su cuero gris cubierto de
líquenes. El cielo del día es blanco, cuando las tardes son tórridas, pero en las
noches la fiesta de las estrellas brilla, mientras cantan los grillos y las
ranas, y sobre los arroyos se reúnen las luciérnagas con sus delicadas luces
verdes, en otra fiesta que imita la del cielo.
La aventura accesible
Su supone que la plenitud física es requisito para hacer
deporte aventura, con lo que muchas, o la mayoría, de las personas tendrían
vedado disfrutar intensamente de los paisajes con el cuerpo. Por otro lado casi
el 20% de la población tiene algún problema de movilidad. Socorro decidió no
darle la espalda al tema y promovió, con ayuda de los gobiernos federal y
estatal, un plan para que los parques vayan adaptando actividades de modo que
puedan ser disfrutadas por personas con movilidad reducida y capacidades
diferentes. Liderando la iniciativa que acompañan otros prestadores, Parque dos
Sonhos hizo accesible todas las áreas de alojamiento y restaurantes, y la
tirolesa, las actividades acuáticas, el trekking por la selva, las cabalgatas y
otras diversiones.
INFO PRÁCTICA
Cómo llegar
Gol, Tam Mercosur, Aerolíneas Argentinas y Tam tienen vuelos
directos desde Buenos Aires a São Paulo (Aeropuerto de Guarulhos) todos los
días, con tarifas desde 450 dólares. De allí conviene alquilar un auto (un
Palio 1.4 cuesta 52 dólares por día) para recorrer los 140 kilómetros hasta
Socorro, para lo cual hay que salir por Fernão Dias hasta Bragança Paulista y
de ahí a Socorro por la Rodovia Capitão Barduíno.
Dónde alojarse
El Hotel Fazenda Campo dos Sonhos tiene restaurante,
piscina, saunas y lugares para hacer deportes. Tanto habitaciones como
dependencias están adaptadas para personas con deficiencias o movilidad
reducida. Las habitaciones dobles cuestan desde 200 dólares, incluyendo 4
comidas diarias y actividades de aventura. El Hotel Recanto tiene piscinas, restaurante,
salón de juegos, canchas de tenis y de fútbol, con habitaciones desde 220
dólares en base doble. Con los mismos servicios el Grinberg’s Village Hotel tiene
habitaciones dobles desde 120 dólares y cabañas hasta 6 personas desde 280
dólares.
Dónde informarse
Área
de Turismo de la Embajada de Brasil en Argentina: tel. (011) 4515-2400, turismo@brasil.org.ar
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