lunes, 23 de enero de 2012

Gramado ideal


Las amplias playas del placer y los morros cubiertos de selva que entran dormidos en el mar son la postal de Brasil, pero sabemos que su vasto territorio está poblado de otros parajes asombrosos. Hay un rincón, en lo alto de las Serras Gaúchas, que es un pequeño mundo exquisito.
A 115 km. de Porto Alegre, Gramado es un escenario de perfección irreal, armado con casitas de estilo alemán salidas de revistas de decoración y adornado por jardines que compiten en esplendor. Es un pueblito casi alpino (en invierno se cubre de nieve), enclavado a 860 metros de altura en un paisaje de montañas donde reinan las araucarias. Ha sido construido con la decisión implacable de que resultara hermoso para recibir al turismo.

Minimundo ideal 

Dentro de Gramado, las familias viven una fiesta visitando Minimundo, una maqueta gigante que es también la expresión más acabada de cómo quiere ser este pueblo. Se puede estar el día entero siguiendo los trenes que recorren los castillos de Neschwanstein y de Lichtenstein, la Municipalidad de Freiburg, plazas, iglesias, astilleros y barcos, telesférico, una estación de subte de Hamburgo, lagos, cascadas y casas típicas. Hay un mundo entero por descubrir, con miles de muñequitos que crean situaciones simpáticas.
Y Gramado no tiene nada que envidiar a los habitantes del Minimundo ideal. Sus vecinos viven sin preocupaciones porque la seguridad es absoluta, el pueblo es hermoso, la gente amable, la limpieza insuperable, todo es ordenado y funciona. Hasta el detalle más desapercibido es cuidado.
La pequeña Gramado se mira en el espejo de la gran maqueta de Minimundo. El creador de Minimundo, Otto Höppner fue protagonista de la colonización alemana, la que dejó en Gramado una fuerte impronta cultural. Cada casa y edificio respeta con entusiasmo los estilos normando y bávaro. Con las plantas y las flores hacen una composición urbana deliciosa, que el terreno irregular permite observar y disfrutar. En los comercios los gramadenses atienden con cordialidad natural y los automovilistas se detienen calmamente cuando un peatón va a cruzar la calle.
Gramado es un Brasil muy diferente. Los brasileños vienen para descansar del agobio del calor a una villa donde no hay hordas de turistas, ni gritos, ni embotellamientos, ni pícaros.

Roteiro Rural

Desde Gramado, una mañana de sol se recorre el Roteiro Rural por la Linha Bonita. En los altos prados las nubes se meten a pastar en el fondo de las casas, enredándose entre las vacas y posándose sobre los estanques donde nadan los patos. La primera escala es la casa de Elizabeta Ferrari, centenarias la casa y su dueña. La casa es de la época en que se construía con madera de araucaria, con las habitaciones arriba y debajo las herramientas, los salamines y las gallinas. Todo alrededor es verde, azul estridente el cielo y las nubes de blanco recargado. Más adelante esperan a los visitantes Cenilda y Erni, para mostrarles su molino de yerba mate y ofrecerles sus frutas secas y sus licores. Reciben complacidos, dejan brotar cuánto los alegra la visita hablando a los gritos y mirando con ojos sonrientes. En su viejo molino el molinero Nelson Cavichion, entre trastos centenarios, se larga a contar la historia de sus abuelos pioneros: los sacrificios, las pequeñas dichas, la rutina. Los visitantes ríen y se dejan ganar por la ternura, y los trastos cobran sentido. En el último mojón de la excursión, otro matrimonio recibe con las tortas que hicieron la señora y sus hijas y los embutidos del marido, dan charla y al final participan a todos de una canzonetta italiana.
En una visita a Bento Gonçalves, a 72 kilómetros, se remontan las raíces italianas en un paseo en el tren turístico María Fumaça, al que suben, a poco de traquetear, músicos que tocan la tarantela y bailan con los pasajeros. Los brasileños turistas, carentes de melancolía, festejan con excitación de egresados —además, en una parada se ha abierto la canilla de la sidra para todos.

La herencia italiana y alemana

Gramado es el resultado de la inmigración de italianos y alemanes. Fue amasada por la fe de los colonos  en que los hombres pueden vivir pura y alegremente en una villa habitada por la bondad y la inocencia.
Nova Petrópolis, a 36 kilómetros de Gramado, es la cuna de los alemanes que llegaron en el siglo XIX. Caminando por un prolijo bosque que guarda un lago se llega a la Aldeia do Imigrante. Allí permanecen flotando en el tiempo modestas casitas, una pequeña capilla de piedra y madera, la antigua escuela, un comedor generoso y un cementerio íntimo. En el mismo parque una enorme glorieta gigante y un vasto salón con escenario y mesas comunitarias albergan las fiestas alemanas, desde los casamientos hasta la Oktoberfest. Los turistas son invitados a la Noche Alemana, en la que disfrutan una variedad pródiga de platos, tortas y cervezas, mientras observan y al fin participan de los bailes tradicionales, al son de una orquesta que parece recién llegada de las orillas del Rhin.

Naturaleza domesticada

El entorno natural de Gramado es tan espléndido como la ciudad, con las dimensiones brasileñas: todo se expande en demasía. En el Parque Nacional Caracol un arroyo se arroja al vacío, formando un salto tan alto que el agua parece no terminar de caer. Las altas masas de araucarias, árboles prehistóricos, se alejan hasta el infinito. En el Parque Nacional de Aparados da Serra el cañón de Itambezinho es una fisura de 700 metros de profundidad en la carne del planeta. Los brasileños descendientes de inmigrantes han domesticado incansablemente esta Naturaleza impresionante para hacerla fructificar. Gramado está en la Ruta del Vino del sur de Brasil y muchos de los campos que la rodean están alfombrados de brillantes viñedos. (Ver apartado)



La Ruta del Vino de Rio Grande do Sul
Desde Gramado se puede recorrer la Ruta del Vino, hecha de bodegas muy bien preparadas para recibir a los visitantes. La Vinícola Aurora está en Bento Gonçalves, donde también recibe a los turistas la Vinícola Miolo, que hace vinos excelentes y fue pensada desde su establecimiento para el turismo, con asesoramiento de europeos y mendocinos. En su sótano hay miles de barricas de roble, y dentro del vientre de las barricas duerme el vino. El lugar está iluminado y ambientado para que el visitante sienta la vida que late en la bodega. El tour comienza junto a unos primitivos toneles gigantes fabricados con madera del lugar, sigue entre tanques de acero, el sótano de las barricas, un sector de lotes especiales, luego una colección de vinos históricos y termina en una degustación de los productos más excelsos: vinos que sólo se venden en Inglaterra, ediciones limitadas, producidos en base a las sugerencias del legendario enólogo Michel Rolland.
Partiendo de Bento Gonçalves, la Ruta del Vino de Rio Grande do Sul recorre Caxias do Sul, Veranópolis, Garibaldi, Cotiporã, Vila Flores y Nova Prata. La visita a las bodegas y viñedos está en muchos casos asociada con alojamiento, paseos y una  gastronomía de lujo.


MINIGUIA
Cómo llegar
Aerolíneas Argentinas tiene vuelos diarios desde Aeroparque a Porto Alegre, con tarifas desde 189 dólares + impuestos. El transfer hasta Gramado (115 km.) cuesta unos 250 reales y el alquiler de autos en Porta Alegre puede ir de 600 reales por semana (Gol o Palio) a 1.000 reales (Picasso o Scènic).
En auto se llega a Porto Alegre, desde Buenos Aires pasando por Montevideo, por Colón/Paysandú o por Paso de los Libres/Uruguaiana. Son entre 1.400 y 1.500 km. La opción Paso de los Libres/Uruguaiana es la mejor si se va desde el Litoral: Paraná y Santa Fe están a 1.200 km., Corrientes a 1.000 km. y Posadas (cruzando por Garruchos) está a unos 800 km.
Dónde alojarse
Con buenos servicios, el Hotel Serrano tiene tarifas desde 400 reales. El Ritta Höppner es un rincón germano, con tarifas desde 300 reales. La Pousada Ald’ Mama, en el centro, tiene habitaciones dobles desde 145 reales y la Pousada Vale do Quilombo, con una vista increíble al valle, tiene tarifas desde 200 reales. La Cabana Belo Destino, hasta cuatro personas, desde 110. En alta temporada (hasta medianos de enero) los precios suben hasta 50%.
Información
Comité Visite Brasil, turismo@brasil.org.ar, tel. (11) 4515-2422,
 





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